Carga anticolinérgica
Javier Ramírez Gil. Médico especialista en MFyC en Cs. Paterna. (Sesión clínica impartida el 21/11/2021 en el Centro de Salud de Paterna)
Se define como carga anticolinérgica al efecto acumulativo de la toma de fármacos capaces de disminuir la actividad colinérgica del organismo. Si bien los efectos adversos de los fármacos antimuscarínicos a corto plazo son bien conocidos (xerostomía, retención urinaria, mareos, etcétera), sus efectos a largo plazo estaban peor definidos. A la luz de nuevas evidencias, el concepto de carga anticolinérgica está adquiriendo relevancia, ya que se ha comprobado que los pacientes sometidos a un exceso de actividad antimuscarínica tienen mayor riesgo de desarrollar cuadros delirantes, deterioro cognitivo, incidencia de caídas y mortalidad total. En ocasiones la relación causal entre ciertos principios activos y la sintomatología que producen es difícil de establecer, ya que esta es progresiva y suele ser atribuida a un deterioro cognitivo senil. Al margen de que el paciente tenga o no deterioro cognitivo de base, el uso concomitante de ciertos medicamentos puede agravar su situación.
Se dispone de diferentes herramientas para su valoración. La versión de 2012 de la Anticolinergic Cognitive Scale (ACB), del Aging Brain Program (Universidad de Indiana), es la más difundida y validada. Se ha comprobado que por cada aumento de 1 punto en esta escala, disminuye la puntuación del Mini Mental Test en 0,33 puntos en el plazo de 2 años, y ocasiona un aumento relativo del 26% en el riesgo de mortalidad. Algunos fármacos con actividad anticolinérgica establecida son de uso muy común en Atención Primaria, como antihistamínicos (hidroxicina, doxilamina), miorrelajantes (metocarbamol), antiespasmódicos intestinales (hioscina, dicloverina) o antipsicóticos (quetiapina, olanzapina, clozapina). Un reciente estudio encontró que la mayor asociación se produce con antidepresivos (especialmente amitriptilina, paroxetina y doxepina), algunosantiparkinsonianos, y ciertos fármacos urológicos (oxibutinina, solifenacina y tolretodina).
Por todo ello, se debe conocer el grado de actividad anticolinérgica de los fármacos que se utilizan en la consulta, y extremar la prudencia en su uso en el anciano, al tratarse de población vulnerable, dada la elevada prevalencia de pacientes polimedicados y con menor reserva cognitiva. Si no es posible evitarlos, deberían ser utilizados el menor tiempo y a la menor dosis posible, informando a paciente y familiares de los riesgos asociados a su uso. Además, la sobrecarga anticolinérgica del paciente debería ser siempre evaluada ante cuadros de deterioro cognitivo y/o delirium.
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